📝 HISTORIA EN BREVE
- La tecnología de imágenes por resonancia magnética (IRM), que por lo general se utiliza en la medicina humana para obtener imágenes detalladas de órganos internos, tiene usos en la medicina veterinaria, en particular para diagnosticar trastornos neurológicos en mascotas a través de escáneres cerebrales
- Un estudio de perros con meningoencefalomielitis granulomatosa (EMG) demostró que las resonancias magnéticas tienen limitaciones, ya que no pudieron detectar la inflamación meníngea en perros con esta enfermedad
- Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que las resonancias magnéticas pueden identificar cambios en sustancias químicas del cerebro (biomarcadores) como NfL, proteína Tau, NSE y amiloide-β, lo que ayuda a diagnosticar afecciones como tumores cerebrales y meningoencefalitis
- Un estudio de 73 perros con MUE descubrió que aquellos con exploraciones de resonancia magnética regulares tuvieron mejores tasas de supervivencia que los que mostraron daños visibles, con solo un 5 % de mortalidad frente al 33 %
- Aunque la tecnología de resonancia magnética tiene limitaciones, sigue siendo una herramienta de diagnóstico valiosa en la medicina veterinaria, ya que ayuda a determinar la gravedad de la enfermedad y a guiar los planes de tratamiento para afecciones neurológicas
Las herramientas de diagnóstico como la resonancia magnética se utilizan en la medicina humana y proporcionan imágenes detalladas de los órganos internos para determinar afecciones médicas, incluyendo enfermedades y crecimiento de tumores. Pero ¿sabías que estas herramientas también pueden ser beneficiosas en la medicina veterinaria?
El uso de resonancias magnéticas para escanear el cerebro puede ayudar a diagnosticar trastornos neurológicos en los animales. Este artículo destacará tres estudios en animales con resonancias magnéticas y cómo pueden ayudar a identificar problemas cerebrales en tus mascotas.
Las resonancias magnéticas son beneficiosas pero no infalibles, según un estudio
El primer estudio se remonta al año 2006.1 Este estudio, publicado en la revista The Veterinary Record, analizó las imágenes por resonancia magnética del cerebro y la médula espinal de 11 perros diagnosticados con meningoencefalomielitis granulomatosa (EMG). Esta enfermedad inflamatoria grave ocurre cuando el sistema inmunológico ataca el sistema nervioso del perro, lo que provoca inflamación y daños.
De acuerdo con sus observaciones, aunque las resonancias magnéticas pueden identificar áreas del cerebro y la médula espinal que están dañadas o inflamadas, hay casos en los que no muestran todo.
Por ejemplo, la resonancia magnética no mostró ningún cambio notable en las meninges, que son las capas que cubren el cerebro y la médula espinal. Aun así, cuando se analizaron muestras de tejido, descubrieron que la mayoría de los perros tenían inflamación en las meninges. La inyección de un medio de contraste (que se utiliza para mejorar la calidad de las exploraciones) ayudó a que las lesiones relacionadas con EMG se resaltaran, pero no siempre.
En general, aunque las resonancias magnéticas pueden identificar lesiones, la apariencia de estas lesiones en la EMG parece similar a la de otras enfermedades. Por lo tanto, una resonancia magnética por sí sola no puede diagnosticar la EMG y podrían necesitarse otras pruebas e información clínica para confirmar el diagnóstico.
Las resonancias magnéticas pueden ayudar a identificar cambios en las sustancias químicas del cerebro que indican trastornos
Sin embargo, estudios más recientes destacan la funcionalidad de las resonancias magnéticas para identificar sustancias químicas del cerebro, lo que puede ser un método más fiable para diagnosticar enfermedades del cerebro y de la médula espinal en perros. Estos químicos, que se encuentran en el líquido cefalorraquídeo (LCR) del cerebro y la médula espinal, actúan como "biomarcadores" para identificar cualquier daño.
El estudio, publicado en la revista Science Reports,2 incluyó perros con tumores en el cerebro, meningoencefalitis de origen desconocido (MUO) y mielopatías no infecciosas. Los investigadores consiguieron muestras de LCR y analizaron cuatro biomarcadores: la cadena ligera del neurofilamento (NfL), la proteína tau, la enolasa específica de neuronas (NSE) y la proteína β-amiloide.
Descubrieron que los perros con un trastorno de salud específico tenían ciertos biomarcadores que estaban altos o eran deficientes. Por ejemplo, en pacientes con MUO, los niveles de proteína NfL, NSE y tau eran altos, lo que indica daño en el cerebro, mientras que el amiloide-β era más bajo de lo habitual. En los trastornos de la médula espinal, no se observaron cambios en los biomarcadores.
Aunque los investigadores señalan que es posible que observar estos biomarcadores no sea suficiente para la detectarlos, tienen "potencial para mejorar la precisión del diagnóstico".
"La combinación de NfL, tau y NSE puede representar biomarcadores para la MUO, ya que reflejan la misma patología y no se ven influenciados por la edad.
Es necesario realizar más estudios para evaluar su utilidad pronóstica y teragnóstica en el tratamiento de la MUO canina", concluyeron los autores del estudio. 3
Las herramientas de diagnóstico pueden ayudar a identificar la tasa de supervivencia en perros enfermos
Discutiremos el estudio final, que publicó el Journal of Veterinary Internal Medicine,4 donde analizaron la tasa de supervivencia de perros con meningoencefalomielitis de etiología desconocida (MUE) en función de si sus imágenes por resonancia magnética muestran o no daño en el cerebro o la médula espinal. Los investigadores se propusieron responder estas preguntas:
- ¿Los perros con exploraciones regulares sobreviven más tiempo que los perros con exploraciones anormales?
- ¿Los hallazgos de resonancia magnética pueden ayudar a predecir las posibilidades de supervivencia de un perro con MUE?
Para llevar a cabo su investigación, los autores analizaron a 73 perros con MUE, y los dividieron en dos grupos: un grupo se sometió a resonancias magnéticas regulares (sin signos visibles de daño). Por el contrario, otro tuvo exploraciones anormales (signos visibles de daño).
Los investigadores descubrieron que los perros a los que se les realizaron resonancias magnéticas regulares vivieron más que los de resonancias magnéticas anormales. Los perros con resonancias magnéticas anormales también tuvieron un riesgo mayor de mortalidad: el 33 % de ellos se rindió a la enfermedad (frente a solo el 5 % en el grupo con resonancia magnética normal).
"De acuerdo con nuestros hallazgos, la presencia o ausencia de lesiones por resonancia magnética en perros con MUE es relevante desde el punto de vista pronóstico y sugiere una función de la resonancia magnética como biomarcador de la gravedad de la enfermedad", informaron los investigadores. 5
La conclusión es clara: los perros afectados por esta enfermedad que se someten a resonancias magnéticas periódicas tienen una mayor posibilidad de sobrevivir que aquellos con daños visibles en el cerebro o la médula espinal. Esto resalta la utilidad de las resonancias magnéticas para predecir la gravedad de las afecciones neurológicas y orientar los planes de tratamiento.
Las resonancias magnéticas pueden ayudar a diagnosticar a las mascotas
Estos tres estudios subrayan las ventajas de utilizar técnicas avanzadas de imágenes y análisis de biomarcadores para diagnosticar enfermedades neurológicas complejas en perros. También pueden ayudar a determinar el pronóstico y el plan de tratamiento para tu mascota.
Por lo tanto, es muy importante comprender los pros y contras de esta herramienta de imágenes para mejorar los resultados clínicos y guiar la investigación progresiva en la medicina veterinaria. Si tu mascota se somete a una resonancia magnética, analiza los resultados con su veterinario integrativo para que puedan ayudar a tu mascota a recuperarse.