📝 HISTORIA EN BREVE
- Por naturaleza, los niños y las mascotas no entienden las señales del otro. Es necesario guiar a ambos con paciencia y enseñarles a respetar el espacio y los sentimientos del otro durante el juego
- No todas las mascotas están preparadas para un hogar con niños. Siempre debes preguntar si una mascota sabe convivir con niños antes de adoptarla, y asegúrate de que tu hijo también se sienta seguro
- El entrenamiento no es sólo para mascotas: ¡también es para los niños! Enséñale a tu hijo a acercarse, tocar y jugar con los animales con gentiliza, tal y como entrenas a tu mascota para que mantenga la calma
- La supervisión es tu primera línea de defensa. Incluso las mascotas bien educadas y los niños cuidadosos necesitan que haya un adulto cerca que pueda intervenir en caso de ser necesario
- Saber cuándo dar un paso atrás ayuda a mantener a todos a salvo. Enséñale a tu hijo a no molestar a las mascotas cuando están comiendo, durmiendo o muestren signos de estrés para evitar accidentes
Ver a tu hijo y a tu mascota jugar juntos puede ser una de las mayores alegrías de la vida. Es adorable, conmovedor y, a menudo, divertido. Pero sin la orientación adecuada, también podría provocar problemas. Por naturaleza, los niños y las mascotas no comprenden los límites del otro y, si las cosas salen mal, los resultados pueden ser terribles.
Tu trabajo como padre es ayudar a que su relación sea de lo más placentera. Debes enseñarle a tu hijo cómo interactuar de forma segura con los animales y, al mismo tiempo, ayudar a tu mascota a sentirse tranquila y segura cerca de él. Con un poco de esfuerzo, puedes crear una amistad hermosa y duradera, llena de confianza, amor y diversión.
Tanto los niños como las mascotas todavía están aprendiendo
Es importante recordar que ni los niños ni las mascotas nacen sabiendo cómo comportarse unos con otros. Los niños todavía están aprendiendo cosas básicas, como ser amables, controlar sus emociones y respetar el espacio personal. Por su parte, las mascotas se comunican a través del lenguaje corporal, no de palabras. Una cola que se mueve, unas orejas hacia atrás o una postura rígida son formas en que los animales nos comunican sus sentimientos.
Como "hablan" idiomas diferentes, los malentendidos son comunes. A un niño podría parecerle divertido jalarle la cola a un perro, sin darse cuenta que le duele. Un perro podría gruñir cuando se siente incómodo, pero un niño puede malinterpretarlo como una forma de juego en lugar de una advertencia, lo que podría provocar un accidente. Por eso, debes ayudarlos a que aprendan a convivir.
Debes actuar como el intérprete de su relación. Con tu ayuda, tanto tu hijo como tu mascota podrán aprender a confiar el uno en el otro y vivir juntos en paz.
Asegúrate de que la mascota sabe convivir con niños
No a todas las mascotas les gusta convivir con niños, y está bien. Algunos animales, en especial aquellos que han tenido malas experiencias o no convivieron con niños cuando eran pequeños, podrían sentirse nerviosos, asustados o incluso enojados cerca de humanos pequeños.
Si piensas adoptar una mascota, pregunta en el refugio o grupo de rescate sobre el historial del animal con los niños antes de llevarlo a casa. Si tienes otras mascotas, también pregunta si el animal que piensas adoptar se lleva bien con otros perros o gatos.
Una vez en casa, observa cómo se comporta alrededor de tu hijo: ¿se ve relajado y curioso? ¿O tenso y temeroso? Adoptar a una mascota que conviva bien con los niños y otros animales te ahorrará mucho estrés y facilitará la adaptación de todos. Obligar a una mascota nerviosa a vivir con niños puede provocar que actúe a la defensiva, y nadie quiere eso. Busca en el refugio local una mascota con el temperamento adecuado para el estilo de vida de tu familia.
Recuerda, es mejor esperar a la mascota adecuada que apresurarte y crear una situación que podría ser peligrosa tanto para la mascota como para tu familia.
Asegúrate de que tu hijo también se sienta cómodo
No se trata sólo de la mascota: también debes asegurarte de que tu hijo se sienta seguro y feliz con el animal. Algunos niños son reservados con las mascotas. Otros podrían haber tenido una experiencia aterradora en el pasado, como que les saltaran encima o los rasguñaran.
Si tu hijo tiene miedo, no lo obligues a interactuar con la nueva mascota. Obligarlos a acariciar a un perro o sostener a un gato puede empeorar su miedo. En lugar de eso, dale tiempo para que se sienta cómodo y seguro a su propio ritmo. Déjalo observar a la mascota desde el otro lado de la habitación. Puede darle premios con su mano si se siente listos. Celebra los pequeños pasos sin presionarlo a que haga más cosas.
Cuando permites que tu hijo desarrolle confianza poco a poco, creas un entorno donde la confianza crece de forma natural. Con el tiempo, tu hijo podrá pasar de tener miedo a ser el mejor amigo de la mascota.
Entrena a tu mascota, y a tu hijo
Las buenas relaciones se basan en una buena comunicación, y eso requiere entrenamiento. Para las mascotas, el entrenamiento les ayuda a aprender a comportarse con los niños. Enséñale órdenes sencillas como "siéntate", "quieto", "ven" y "déjalo". Estas órdenes te dan más control durante el juego y pueden prevenir accidentes.
Recompensa a tu mascota cuando se comporte con calma alrededor de tu hijo. Los premios, los elogios y las caricias contribuyen en gran medida a crear asociaciones positivas. Si es necesario, trabaja con un entrenador profesional que tenga experiencia con mascotas y niños.
Asimismo, debes educar a tus hijos sobre cómo comportarse con los animales y tratarlos con amabilidad. Enséñales a acariciar con suavidad con una sola mano en lugar de agarrarlo con ambas. También es recomendable que se acerquen a la mascota desde un costado, no desde arriba o desde atrás. Explícales que jalarle las orejas, la cola o el pelaje, incluso si el animal parece tolerarlo, nunca está bien y puede lastimar a su mejor amigo peludo.
Recuérdale a los niños que los animales también tienen sentimientos, incluso si no pueden hablar. Ayudar a tu hijo a ver a las mascotas como seres vivos y sensibles fomentará la amabilidad y el respeto.
Supervisa el tiempo que pasan juntos
Incluso si confías tanto en tu mascota como en tu hijo, siempre debes supervisarlos cuando estén juntos. Las cosas pueden cambiar en un instante. Un niño podría pisarle una pata por accidente. Una mascota podría asustarse ante un ruido fuerte. Tu presencia puede marcar la diferencia entre un momento seguro y una emergencia.
Mantente cerca para poder intervenir si es necesario. Observa su lenguaje corporal, tanto del niño como de la mascota. Pon atención a las señales de estrés, como un cuerpo tenso, orejas levantadas, gruñidos, gemidos o incomodidad. Si el niño o el animal parecen incómodos, sepáralos con cuidado y deja que las cosas se calmen.
La supervisión no sólo consiste en prevenir accidentes. También es una oportunidad para enseñar buenos hábitos. Puedes elogiar las caricias suaves, fomentar un comportamiento tranquilo y ayudar tanto a tu hijo como a tu mascota a crear recuerdos positivos juntos.
Cómo reconocer las señales de advertencia
Los animales rara vez atacan sin previo aviso. Por lo general, dan muchas señales primero, y depende de ti notarlas. Algunas señales comunes de que una mascota se siente estresada, asustada o abrumada incluyen:1,2
- Jadea cuando no hace calor ni está cansado
- Vocalizaciones, como gruñidos o sonidos bajos y retumbantes
- Muestra los dientes o los colmillos
- Su cuerpo se pone tenso y rígido en lugar de relajado
- Mete la cola entre las patas
- Tiene las orejas agachadas y pegadas a la cabeza
- Ojo de ballena (cuando puedes ver el blanco de sus ojos)
Si observas alguna de estas señales, es hora de intervenir. Aleja con cuidado a tu hijo y dale a tu mascota un tiempo de tranquilidad para que se recupere. Enseñarle a tu hijo a reconocer estas señales también puede ser de gran ayuda. Cuando los niños aprender a "escuchar" el lenguaje corporal de una mascota, pueden evitar presionar demasiado y molestar a su compañero peludo.
Además, recuerda que nunca debes dejar a los bebés y niños pequeños solos con mascotas, sin supervisión, según un artículo de Positively. "El lenguaje corporal canino es difícil de interpretar, y los niños pequeños no pueden hacerlo por sí solos. Para mantener a todos seguros, siempre debe haber un adulto cerca y estar atento".3
Establece un espacio seguro para tu mascota
Siempre que te sientes estresado o ansioso, es probable que tengas un lugar al que recurras (una habitación o un rincón de tu jardín) donde puedas ordenar tus sentimientos y calmarte. Lo mismo aplica para las mascotas: necesitan una “zona segura” donde puedan descansar, relajarse y escapar de la emoción. Podría ser una jaula cómoda para perros (con la puerta abierta) o una cama para perros en un cuarto tranquilo, donde los niños pequeños no puedan molestarlos. 4 Para los gatos, una percha alta a la que los niños no puedan alcanzar es ideal.
Enséñale a tu hijo que el espacio seguro de su mascota está fuera de su alcance: no puede perseguirla, agarrarla ni seguirla. Respetar la necesidad de tranquilidad de una mascota la ayuda a sentirse segura y genera confianza entre todos.
Consejos sobre qué hacer y no hacer a la hora de jugar
El tiempo de juego es donde se crea la mayor conexión, pero también es donde pueden ocurrir accidentes si no tienes cuidado. Cuando tu hijo juegue con su mascota, ten en cuenta estos recordatorios:5,6
Que Hacer:
- Fomenta juegos tranquilos como jugar con la pelota o lanzarle un juguete
- Enséñale a tu hijo a lanzarle la pelota o a esconder golosinas para que las busque
- Recompensa el comportamiento amable durante el juego con premios o caricias
- Separa los juguetes de tu hijo de los de tu mascota para evitar comportamientos territoriales
Qué no hacer:
- Jugar de forma brusca, como lucha libre o tira y afloja
- Levantar o montar perros grandes como si fueran un poni
- Molestar a tu mascota. Jalarle las orejas o fingir que le robas sus juguetes
Realizar juegos estructurados y tranquilos permite mantener el entusiasmo de todos bajo control. Una mascota cansada y sobreexcitada tiene muchas más probabilidades de comportarse mal que una que ha estado jugando juegos suaves y positivos.
Enséñale a los niños cuándo dejar a las mascotas solas
Una de las lecciones más importantes que tu hijo debe aprender es cuándo no interactuar con una mascota. Dile a tu hijo que deje a la mascota en paz durante:
- La hora de comer: al igual que las personas, las mascotas pueden volverse protectoras de su comida. Nunca intentes tocar su plato de comida mientras están comiendo. No los toques cuando estén masticando un premio.
- Siestas u hora de dormir: despertar a una mascota de forma repentina puede provocar una reacción de sobresalto.
- Cuando hace del baño: deja que tu mascota haga sus necesidades sin interrumpirla.
Explícaselo de forma que lo entienda: "¿cómo te sentirías si alguien te quitara el plato cuando estas comiendo?" o "imagina que alguien te despertara jalándote del pelo". Usar ejemplos con los que los niños se sientan identificados les facilita comprender por qué es importante respetar el espacio de una mascota. 7
Consejos para convivir con una mascota nueva
Los niños que están acostumbrados a vivir con una mascota a menudo asumen que también pueden acercarse a otros animales, incluso a aquellos que no conocen o con los que aún no están familiarizados. Al conocer a un perro nuevo, asegúrate de que sea amigable y esté acostumbrado a los extraños. Pregúntale al dueño si tu hijo puede acercarse a su mascota. Si te dice que sí, asegúrate de que tu hijo siga este proceso:8
- Quédate quieto y deja que el perro venga hacia ti; no invadas su espacio.
- Extiende tu mano despacio para que el perro pueda olfatearla.
- Acaríciale con suavidad el pecho, el costado o la espalda, no la cabeza. Usa una mano en lugar de agarrar a la mascota con ambas.
- Mantente tranquilo y en silencio todo el tiempo.
Explícale a tu hijo que está bien si el perro no quiere saludarlo. Respetar la elección del perro es tan importante como querer acariciarlo. Además, enséñales a no acercarse a un perro que esté atado fuera de una casa. Tampoco es recomendable acariciar a los perros que "están trabajando", como perros de servicio, perros de búsqueda y rescate y animales de asistencia, en especial cuando están de servicio.
Cómo manejar una situación aterradora
A veces, un niño puede asustarse cuando un perro se acerca demasiado a él. Esto es lo que debes enseñarles:
- Quédate quieto (sin correr, gritar ni agitar los brazos)
- Mira hacia otro lado y gira tu cuerpo
- No hagas nada para que el perro pierda el interés y se aleje
- Aléjate despacio una vez que el perro haya perdido el interés
Si un perro lo tira, dile que se ponga en posición fetal, se cubra el cuello y la cabeza con los brazos y se quede quieto hasta que llegue la ayuda. Practicar estos pasos con anticipación puede hacer una gran diferencia si alguna vez se presenta una situación peligrosa.
Ayúdalos a crear una relación positiva y amorosa
El vínculo entre tu hijo y tu mascota puede ser una de las relaciones más gratificantes de tu familia. Solo recuerda que se necesita una enseñanza cuidadosa, una supervisión paciente y mucho estímulo positivo para garantizar que se lleven de maravilla.
Recuerda que tú eres el puente que los conecta. Enséñale a tu hijo a ser amable y respetuoso, y crea un entorno seguro para tu mascota donde pueda sentirse relajada. Ayúdalos a superar sus primeros errores para que puedan crecer juntos. Con tu ayuda, tu hijo y tu mascota pueden construir una amistad llena de risas, lealtad y amor, una amistad que durará toda la vida.